La poesía como herramienta terapéutica

La relevancia de integrar la Poesía como herramienta Terapéutica en nuestras Vidas

Angel
Esta entrada es la parte 8 de 8 en la serie Apreciación de la Poesía

La poesía sana las heridas infligidas por la razón.” – Novalis (Georg Philipp Friedrich von Hardenberg).

En este viaje compartido, con sus momentos de alegría desbordante y sus inevitables desafíos; con la familia, el trabajo, los amigos, etc, a menudo pasamos por alto la profunda importancia de detenernos a sentir y a expresar lo que llevamos dentro. Para nosotros, como adultos que guiamos a las nuevas generaciones, y para nuestros propios hijos, aprender a nombrar y a procesar las emociones es fundamental. Es aquí donde la poesía como herramienta terapéutica se revela como un recurso valioso.

La poesía como herramienta terapéutica

Integrar las ideas que exploraremos sobre la poesía como herramienta terapéutica es una necesidad práctica para fomentar el bienestar individual y colectivo. Al cultivar nuestra capacidad de encontrar las palabras precisas para describir nuestro mundo interior, nos equipamos con herramientas para entendernos mejor y, por ende, para relacionarnos de manera más empática y compasiva con los demás, especialmente con nuestros hijos.

Asimilar el potencial de la poesía y llevarlo a la práctica en nuestras vidas cotidianas puede contribuir significativamente a crear ese entorno familiar y social más equilibrado y pacífico que anhelamos. Al hacerlo, no solo enriquecemos nuestra propia experiencia, sino que también modelamos para nuestros hijos una forma saludable de navegar sus propias emociones, sembrando así las semillas de una sociedad más consciente y equitativa.

Desentrañando el Poder Curativo de la poesía como herramienta terapéutica

A ver, reflexionemos un momento juntos. Cuántas veces te has encontrado con una sensación tan intensa que las palabras habituales parecen insuficientes? Una alegría que te hace vibrar, una tristeza que te paraliza, una rabia que te consume. Son en esos instantes donde la poesía como herramienta terapéutica comienza a mostrarnos su potencial transformador.

El acto de encontrar las palabras justas, como hemos mencionado, es como encender una luz en la oscuridad de nuestras emociones. Aquello que era una nebulosa de sensaciones comienza a definirse, a tomar contornos comprensibles. Es similar a cuando nuestros pequeños aprenden a nombrar los objetos que los rodean, un paso crucial en su comprensión del mundo.

La poesía como herramienta terapéutica

Con las emociones, la poesía nos ofrece esa misma claridad. Al ponerle un nombre a lo que sentimos, ya sea a través de la lectura de un poema que resuena con nuestra experiencia o al intentar plasmar nuestros propios sentimientos en palabras, iniciamos un proceso de entendimiento y aceptación. Desde la neurociencia, sabemos que el lenguaje juega un papel fundamental en cómo nuestro cerebro procesa y organiza la información emocional. Nombrar una emoción puede ayudar a regular su intensidad y a integrarla de manera más saludable.

Luego está la experiencia de leer poesía como un espejo. Alguna vez has sentido esa conexión profunda al leer un verso que parece describir exactamente lo que estás sintiendo o lo que has sentido en algún momento significativo de tu vida? Esa sensación de reconocimiento es un aspecto central de la poesía como herramienta terapéutica. Encontrar nuestras propias vivencias, ya sean de alegría, dolor o confusión, reflejadas en las palabras de otro ser humano, aunque haya vivido en un contexto diferente, nos recuerda que nuestras emociones son parte de la experiencia humana compartida; no somos ajenos, en algún otro lugar, en algún otro momento, alguien se sintió justo como nosotros.

Para nuestros hijos, encontrar personajes en cuentos o poemas que experimentan miedos o alegrías similares a las suyas puede ser enormemente reconfortante. Les ayuda a normalizar sus propios sentimientos y a sentirse menos solos en sus experiencias. Esta sensación de ser comprendido y validado es esencial para construir una base emocional segura y fomentar la resiliencia. La poesía como herramienta terapéutica nos ofrece este puente de conexión y comprensión.

La poesía como herramienta terapéutica

Consideremos ahora el ritmo y la metáfora como un refugio en el torbellino emocional. A veces, las emociones más complejas, esas que vemos manifestarse en nuestros hijos cuando no saben cómo manejarlas, no se dejan atrapar por el lenguaje directo. Es como si tuvieran su propia cadencia, sus propias imágenes simbólicas. La poesía nos brinda precisamente eso: un lenguaje que trasciende lo literal.

El ritmo de un poema puede tener un efecto calmante en nuestro sistema nervioso, similar al arrullo que reconforta a un bebé. Y las metáforas nos permiten explorar esos sentimientos difíciles de una manera indirecta, como si nos acercáramos a ellos desde un ángulo menos amenazante, permitiendo que nuestro cerebro procese la información emocional de una manera más suave y gradual. Esta capacidad de la poesía para abordar las emociones de forma no lineal es una de las claves de su poder terapéutico.

Finalmente, el acto mismo de escribir poesía, más allá de la lectura, se erige como una poderosa manifestación de la poesía como herramienta terapéutica. No se trata de buscar la perfección estética o de convertirnos en poetas consumados, sino simplemente de permitirnos plasmar en papel (o en cualquier otro medio) lo que bulle en nuestro interior. Para nosotros como adultos, puede ser una vía de liberación de tensiones, un espacio seguro para la auto-exploración y el auto-descubrimiento.

Para nuestros hijos, fomentar la escritura creativa, sin la presión de la evaluación, puede ser un ejercicio maravilloso para dar forma a sus pensamientos y sentimientos, para externalizar aquello que a veces les resulta difícil de expresar de otra manera. Este diálogo interno que se establece al escribir poesía puede fomentar la auto-observación y, como se menciona en las tradiciones contemplativas, ayudarnos a no identificarnos rígidamente con nuestras emociones, sino a observarlas con mayor ecuanimidad. En última instancia, la poesía como herramienta terapéutica nos invita a un encuentro profundo con nosotros mismos y con los demás, promoviendo una comprensión más rica y matizada de la experiencia humana.

Sembrando semillas de bienestar a través de la poesía como herramienta terapéutica

La poesía como herramienta terapéutica

Así que, compañera(o) de viaje, te invito a abrir tu corazones y tu mente a la posibilidad de la poesía como herramienta terapéutica. Ya sea que te acerques a ella con la curiosidad de un lector o con la valentía de un escritor, permítete descubrir la resonancia profunda que las palabras pueden tener en tu bienestar emocional. Anima a tus hijos a explorar el mundo de la poesía, a encontrar en sus versos un espacio seguro para la expresión y el entendimiento. Quizás, en este encuentro con la poesía como herramienta terapéutica, descubras una herramienta poderosa para cultivar una vida más equilibrada, consciente y plena, tanto para ti como para las futuras generaciones.

Si estas reflexiones sobre la poesía como herramienta terapéutica han resonado en ti, si sientes que pueden ofrecer una perspectiva valiosa a otros padres y futuras madres que buscan criar hijos con corazones resilientes y mentes despiertas, te agradecería sinceramente que compartieras este espacio. Juntos, podemos difundir la belleza y el potencial curativo de la poesía.

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